Hoy me crucé con un pequeño karateka de no más de cinco años en la calle. Estaba solo, practicando sus movimientos con una concentración admirable. Su mamá a unos metros, distraída.
A medida que me acercaba, pensé:
- ¿Lo ignoro y sigo de largo?
- ¿Lo miro con curiosidad y lo hago sentir fuera de lugar?
- ¿O le sonrío y asiento con admiración para que sienta que lo que está haciendo tiene valor?
Elegí lo tercero. Porque una mirada puede fortalecer o debilitar. Puede sumar o puede hacer invisible.
Como consultora en imagen, trabajo con lo visible, pero también con lo intangible: el lenguaje corporal, las emociones que no se dicen y la forma en que alguien se siente cuando ocupa un espacio.
No necesitamos un escenario para tener impacto. A veces, una mirada en la calle puede cambiarle el día a alguien. O la vida.
Ser vistos, validados, reconocidos es una necesidad humana. Y cuanto más conocimiento tenemos, más responsabilidad también:
- Como líderes
- Como jefes
- Como maestros
- Como padres
- Como guías
No subestimemos el poder de un gesto. De una sonrisa. De una mirada que afirma.
Mostrarte también puede ser tu forma de levantar al otro.
Y si elegiste trabajar con la imagen, con la presencia o con la comunicación, recuerda siempre esto: No se trata solo de brillar. Se trata de hacer brillar a los demás.
Cuentame en comentarios: ¿cuándo fue la última vez que alguien te fortaleció solo con una mirada? O mejor aún: ¿a quién vas a fortalecer hoy?
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¡Hasta la próxima queridas cambiañeras!
🌟 Qué belleza de texto. Me hizo detenerme y pensar en cuántas veces una mirada me sostuvo sin palabras… Gracias por recordarnos que comunicar no siempre es hablar, y que también somos responsables de lo que provocamos con nuestra presencia.
Me llevo esto: “No se trata solo de brillar. Se trata de hacer brillar a los demás.” ¡Qué mensaje tan necesario en estos tiempos!
muchas gracias, Rosa, seguiremos con nuestro propósito de difundir la importancia del lenguaje corporal e imagen